Bienvenidos a mi blog. Lo he creado para poder plasmar por escrito todo lo que me ronda por la cabeza cada noche antes de irme a dormir. Aquí no hay un tema claro, sólo aquello que se me va ocurriendo cada día. Espero que os guste, me encanta escribir.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Dedicada al chico más importante para mí


Hoy en tren está vacío. Entro, como lo hago cada mañana, y elijo un asiento. No me supone mucha dificultad porque todos están vacíos. Me equivocaba, en los últimos dos minutos antes de que arrancara el tren han subido varias personas. Pero ellos han hecho lo que se suele hacer. Se han sentado mirando hacia el sentido del tren, y yo no. Podría haberlo hecho pero hoy no es el día. Todos debemos mirar hacia lo que va a venir, hacia nuestro futuro. Pero ahora mismo yo no lo voy a hacer. Voy a congelar el tiempo por un rato. Me apetece que ese futuro sea esa enorme interrogación de la que muchos se olvidan cada día. Porque el futuro es eso, una interrogación que baila con la incertidumbre y el azar.

Hoy me he sentado de espaldas al sentido del tren porque no quiero ver cómo lo que veo pasa rápido y queda atrás sin más. Quiero ver lo que se va quedando atrás mientras el tren sigue, mientras la vida sigue.

Tal día como hoy pero en otros meses y años diferentes yo no estaba en un tren. De hecho a lo mejor sí, pero no estaba sola pensando en el pasado. Soñaba con cosas bonitas, planeaba una vida de cuento de hadas, me creaba la imagen perfecta de vida perfecta. Pero el problema de soñar es que te despiertas. Las cosas buenas son cosas buenas porque van de la mano con las malas. En la vida no es todo de color rosa.

Y eso voy pensando ahora, en las cosas buenas y en las cosas malas. Son como los dos extremos de una balanza muy difícil de equilibrar en muchos casos. Pero las cosas pueden cambiar en cualquier momento, sin explicación, simplemente porque ocurre así y sólo puedes asumirlo, o intentar asumirlo. Por eso lo que mejor podemos hacer es pensar en lo que verdaderamente vale la pena, ese extremo de la balanza que sujeta lo bueno que tenemos.

Y aquí estoy, pensando en él. El que para mí es el mayor apoyo y que siempre lo será. Porque podemos pasar malas épocas, que llegue una racha de viento y se lleve consigo cosas buenas de nuestras balanzas, pero siempre estaremos juntos. Siempre tú y yo.

Yo no sé si existe un chico perfecto, el chico de las películas de los domingos por la tarde en el sofá, la persona que se sienta afortunada por conocerme de verdad, o de querer compartir minutos de su vida conmigo. Pero sé que hay uno más cerca de mí de lo que creía que pase lo que pase siempre es y será el chico de mi vida: mi hermano.

Imagino su cara al leer esto porque puede que no se lo haya dicho nunca. Que yo muchas veces parezco de piedra por fuera, que no soy muy cariñosa de primeras en casa, o que nuestras peleas han sido muchas y intensas en muchos momentos. Pero ahora mira esta foto.




¿Cómo no iba a ser tan mandona de pequeña? ¿Cómo no iba a sentir cierta envidia desde que naciste? Si desde que nacimos estábamos predestinados a estar juntos y tú siempre has tenido algo mágico para que la vida se vea de otra manera. Nacimos para aguantarnos el uno al otro, así como para entendernos y siempre apoyarnos.

Creo que era el momento de decirle que aunque las cosas se pongan feas siempre nos tendremos el uno al otro, y eso es lo más importante. Y que no hay nadie que te conozca tanto como yo, ni nadie que me conozca tanto como tú. NADIE. Ya lo sabía, pero hoy lo he recordado muy bien: mi hermano es lo más importante y que le quiero más que nada.

Sin darme cuenta he llegado a mi estación. Tengo que bajarme ya del tren, pero sé que la próxima vez que me suba miraré hacia adelante, siguiendo el sentido del tren. Porque ya sé lo que es importante. Ahora toca seguir viviendo.


Olga S.A