Platós, cámaras, escaletas, micrófonos, maquillaje, cables (muchos cables), focos de luz...
¿No es increíble?
El otro día estuve en tele5 y fue lo mejor que pudo pasarme. Recordé por qué desde hace tiempo repito una y otra vez que yo quiero trabajar en televisión. Me quedé eclipsada por todo lo que me rodeaba, por la estructura, el sistema, los que están delante de las cámaras, los que están detrás, los que están arriba o los que están a pie de plató.
Me preguntaban, ¿pero tú a qué quieres dedicarte?
Yo quiero ser reportera- decía con orgullo y firmeza.
Todos perplejos. Empezaron a lloverme comentarios: ¡Pero si los reporteros están muy mal pagados! ¡Si es muy duro el trabajo del reportero!
Y entonces fue la mejor ayuda que pudieron darme. Ellos no saben cuánto me han echado una mano, ¿sabéis por qué? Porque yo ahora quiero luchar aún más. Quiero llegar hasta donde me he propuesto. Me parece un trabajo magnífico, que te hace moverte de un lado a otro, conocer gente, realizar cientos de entrevistas allá donde está la noticia. ¿No sentís en la tripa esto que siento yo ahora?
Con la carne de gallina y los dedos fríos, quizá de los nervios, quizá de acordarme de mi entrada por esos pasillos, que tantas veces veo desde casa sentada en el sofá.
Y sobre todo con la esperanza de que, aunque me cueste horrores, algún día estaré allí, demostrando cómo unos años después y con esfuerzo, conseguí lo que quería: formar parte de ese mundo, de la tele.
¿Cómo os cansáis de la tele? ¿Cómo podéis jugar con el iPhone mientras yo me grabo ese programa en mi casa porque no tengo tiempo para verlo?
Está claro-me dijeron- porque todo trabajo con el tiempo cansa.
Entonces quiero comprobarlo.
Olga San Andrés.