Bienvenidos a mi blog. Lo he creado para poder plasmar por escrito todo lo que me ronda por la cabeza cada noche antes de irme a dormir. Aquí no hay un tema claro, sólo aquello que se me va ocurriendo cada día. Espero que os guste, me encanta escribir.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Amistad etílica vs tópicos


Estos días han sido las fiestas de mi ciudad. Ambiente animado, etílico diría yo. Peñas, amigos, colegas, música, alcohol. Este es el ambiente que se respira por la calle. Yo mientras andaba por la ciudad veía cosas "típicas" de las ferias. Encontraba parejitas besándose, unos porque son novios y otros porque se dejan llevar por los efectos del alcohol. Esa sensación de ser extrovertido por unos días, de soltar tu cuerpo bailando en las verbenas, de hablar con gente que no conoces pero que piensas que tienes mucho en común con él. Pues así es, el alcohol que recorre las venas de ambos.

Y entonces, entre semejante ambiente, me puse a pensar. Me pregunto si la persona con la que compartes una botella de vozka una noche, o dos quizás, es verdaderamente tu amigo. Me saltó a la mente el topicazo de "los amigos se cuentan con los dedos de una mano". Y entre litronas, drogas y basura por el suelo, a pesar de estar rodeada de gente por todos los lados, me sentí sola.

Gente, grupos, más gente, porque en fiestas ves a todo el mundo, está claro. Pero yo cogía el móvil y no sabía a quien llamar. Una lista entera de contactos. Amigos de otros amigos. Pero qué indecisión. Entonces la llamé a ella. La mejor amiga del mundo. Fue sólo un rato, unos bailes de charanga, unas copas, pero suficiente como para decirme a mí misma: "no estás sola". La tengo a ella, lo tengo a él. No puedo pedir más.

Día a día muchas veces se hace muy duro no sentirte miembro de un grupo. Esos grupos que se conocen de toda la vida, que quedan todos los fines de semana, que se llaman amigos. Yo sé muy bien lo que tengo y por eso ahora pienso con una sonrisa en la cara: "Ya entiendo por qué los tópicos son tópicos". Más vale poco y bueno que mucho y malo.

Olga San Andrés.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Y por encima de todo la familia

Hoy no paro de pensar en las pequeñas tradiciones que cada familia, cada grupo de amigos, cada pueblo, o cada vecindario tiene. Hay ciertos días al año en los que siempre haces lo mismo. Y puede que incluso no le des importancia a ese día en el que, por ejemplo, se hace una comida familiar, una merienda o una entrañable quedada. Pero de repente, por los motivos que sea, esa tradición se rompe.

Todos crecemos, todos queremos hacer planes, a todos nos ha pasado alguna vez que queramos dejar un poco de lado a la familia porque nuestros amigos tienen un plan mejor ese día. Pero ayer, mientras la tradición de merendar con mi familia en mi pueblo se rompía, sentí lástima.



Creo que en ocasiones podemos ser moldeados por mucha gente, aunque por supuesto a nadie le gusta que le manipulen. Pero creo que hay que saber marcar muy bien el límite entre lo que te pueden mandar hacer y tú lo aceptas, y entre lo que te dicen que tienes que hacer y tú te plantas y dices: No, primero mi familia.

Yo lo tengo claro, ayer tuve que callarme cuando nunca lo hago. Hoy lo escribo aquí. El año que viene me taparé los oídos y pondré mi silla junto a mi familia, eso seguro.

Olga San Andrés.


lunes, 5 de septiembre de 2011

De vuelta a la rutina

Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn

El despertador. Lo toco, porque ni siquiera se me abren los ojos para apagarlo. Desearía que fuese verano de nuevo, pero no, es la llamada vuelta al cole o en este caso vuelta a la uni. Había olvidado esos madrugones, esa indecisión por elegir la ropa del primer día, que al fin y al cabo no importa mucho.

Pero después de desayunar algo para no caer rendida en mitad de clase el primer día, después de lavarme la cara y reírme de lo dormida que parezco que estoy, entonces ha ocurrido: mi padre se ha reído de mí. De que yo no tuviera fuerzas ni para decir "buenos días".

Y cuando creía que ya me había acordado de todo y que ya todos nos habíamos reído lo suficiente, he salido de casa. Por casualidad y no por que sea vaga, me he dado cuenta de que el autobús venía hacia mí. He decidido, por no pasar frío, que lo mejor sería cogerlo. Pero no sé si habrá sido muy aceptada mi decisión cuando el autobusero se ha reído, aunque con disimulo, de mi cara de dormida. Meses sin verle para que me vea así. ¿Suele pasar no? ¡Qué consuelo!

Por fin llego a la estación. Coger el tren que cada día me lleva a la universidad durante hora y media. Ese tren que yo considero "mi segunda cama". Ese tren donde leo, donde me aprendo millones de canciones de memoria, y sobre todo donde dejo volar mi imaginación. ¿Cómo podía haberlo olvidado?

Pues bien, después de ese principio, de las primeras clases después de tres meses de vacaciones y de el reencuentro con mis amigas he pensado: ¿Se me olvidará también lo agustito que estaba yo en la playa, con mis amigos, mi familia, con él..? Claro que no. Ya no hay siestas, baños cristalinos ni fiestas todos los días. Ahora hay madrugones, trabajos y nostalgia. Nostalgia por el mejor verano de todos, pero que intentaré superarlo el verano que viene. Mientras tanto, queda inaugurado el curso 2011-2012. ¡A darlo todo!


Olga San Andrés.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Me fijo en ti, me toca a mí

Hoy me he pasado toda la mañana explicándole a mi prima cómo analizar las oraciones para su examen de septiembre. Mientras ella las analizaba me he puesto a pensar en cuando nosotras éramos pequeñas. Me parece increíble que hace nada mirase al lado y viese una niña, de carácter fuerte (y espero que no se ofenda) y tres años más pequeña que yo. Ahora, unos años más tarde, me suplica con besos y abrazos mi ayuda para aprender la sintaxis.


Y mientras las subordinadas entretenían a mi prima, yo pensaba en lo rápido que pasa el tiempo. En que yo siempre he sido la nieta y la hija mayor. Siempre me ha ayudado mucho mi abuela con las matemáticas, después con la economía, y, ya en la carrera, con la estadística. Mi padre intentaba enseñarme a escribir con letra de caligrafía, mientras yo mostraba mis primeros signos de rebeldía. Quería imitar la letra que aparecía en los cuentos, cuentos que mi padre me leía cada noche antes de dormir. Y mi madre me enseñaba a dibujar casitas con tejado y a saber de dónde eran las matrículas de los coches.


Y ahora me toca a mí, siguiendo los pasos de los que a mí tanto me han enseñado. Dicen que es de sabios fijarse en el de al lado cuando no sabes hacer algo. Fijarse en el de al lado para saber qué cubierto se debe utilizar en una cena de lujo. Cada uno decide a quién quiere parecerse, en quién se quiere fijar.Yo me fijo en mi familia, las raíces que me han hecho ser como yo soy. ¿Hay mejor ejemplo para seguir? Por supuesto que no.


Olga San Andrés.